Cuando tienes la madurez de un niño, te comportas como tal, sin embargo, ya no lo eres, ¿entonces?
Cuando era niño, y no tenía la madurez de hoy; miraba, observaba, caminaba y me comportaba como un niño.
Mis pensamientos eran inmaduros, erráticos, torpes y con poco sentido de la lógica y el protocolo “políticamente correcto” de mi entorno.
Mi cuerpo no respondía bien a mis estímulos alimenticios, no pensaba en moverme porque el movimiento estaba implícito en cada actividad.
Mi sexualidad estaba verde, por lo que no formaba parte de mis prioridades. Aun así, la mayoría de mis comportamientos, antes de ser capados y fulminados, eran simplemente como los de un niño.
Mi masculinidad se expresaba, quizás, en gustos, acciones más fuertes, deseos de riesgo y competencia, y ese impulso agresivo que no dominaba; aunque allí estaba, dispuesto al mínimo estímulo para tomar el control de mi cuerpo y mi mente.
Desde hace varias décadas dejé, al igual que tú, de ser un niño. A diferencia de muchos hombres, nunca he querido volver a serlo, creo que la madurez trae consigo una visión en otra dimensión.
Un conocimiento ilimitado y un control y dominio de tus propios pensamientos, elecciones, decisiones y acciones que únicamente, como un hombre adulto, te da la madurez.
Sin embargo, aún no logro entender, cómo algunos, después de tantos años, siguen actuando, pensando, eligiendo, decidiendo y accionando como niños, o en el peor de los casos, como tipos fragilizados.
¿Acaso me he perdido de algo?, ¿estoy exagerando los beneficios de la madurez de un hombre?
¿Qué ventaja tiene actuar como un niño cuando tienes la supremacía usando las herramientas de un hombre adulto?
Cuando era niño, era simplemente un niño, ahora soy un hombre de más de cuarenta años, entonces, actúo y me comporto como tal.
¿Y a ti?, ¿qué te impide abrazar tu madurez?, ¿en cuáles áreas de tu vida aún te sientes como niño?
Piensa, que estos caminos esterilizados, desfragmentados o como le quieras llamar a un proceso errado de transición al hombre que eres hoy, en lugar de conservar tu esencia masculina, te impiden abrazar tu madurez.
Y así, entorpecen tu capacidad para elegir, decidir y diseñar el futuro que está por venir.
Porque recuerda, que al igual de otras etapas de tu vida, la madurez te acompañará hasta los últimos días.
Un fuerte abrazo, y gracias por continuar conmigo en este recorrido.
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