Tus dispositivos te vuelven un hombre poderoso o un tarado, depende de sus usos aplicados.
Si eres de los que algunas veces maldice a sus juguetes electrónicos, tal vez estás juzgando al esclavo incorrecto.
Aunque culpes a tus dispositivos de miles de problemas, que sus baterías no duran, que no tienen suficiente memoria, que las cámaras podrían ser mejores, que no paran de sonar y distraerte.
A fin de cuentas te consumen horas y lo peor; siempre están a punto de morir y debes cargarlos constantemente.
La verdad, y quizá te duela, tus pobres iPhone, iPad o lo que sea que sientas que te inutiliza, no tienen la culpa de que no tengas algo mejor que hacer que estar pegado a ellos todo el día.
Y así lo justifiques de mil maneras, el que tus dispositivos vivan perpetuamente desahuciados no es más que el reflejo de tu productividad mediocre e incapacidad para tomar el control.
En lugar de comprarte un “nuevo juguete”, canaliza tu atención en saber cómo invertir y administrar mejor tu tiempo, y sobre todo, como buscarle sentido y significado a tu atención.
Porque aunque pienses que ser un hombre ocupado es ser productivo, y que el consumo constante de los dispositivos es propio de los tipos exitosos, todo lo contrario; un hombre libre no es esclavo de un simple juguete electrónico.
Ahora, y es de lo que se trata este mensaje, el problema no es la tecnología, los dispositivos pueden volverte un verdadero genio, la cuestión es cómo los usas en tu marca y negocio personal.
Si solo consumes, eres un adicto y si no los usas eres un cavernícola, no obstante, si los pones a tu servicio para crear, progresar y compartir valor real.
Entonces, tu dispositivo será inocente y tú serás un hombre más inteligente.
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