Un hombre con potencial que no ejecuta nada, no vale nada.
Un hombre puede engañarse creyendo que tiene valor por lo que podría ser. Pero el potencial no es un logro, es un punto de partida. Todos nacemos con él, por eso no significa nada.
Estar vivo ya es potencial. El verdadero mérito está en lo que haces con eso, en cómo lo quemas en acción y lo conviertes en resultados concretos. Creer que tener potencial es suficiente es la excusa favorita del hombre promedio para seguir cómodo, soñando con grandeza sin moverse un milímetro.
Yo puedo tener el potencial de ser un maestro en cualquier oficio, pero si no hago nada con eso, ese potencial vale cero. Puedo tener el potencial de ser un deportista de alto rendimiento, pero, aunque entreno casi a diario, mezclo disciplinas y me mantengo mucho más activo que el hombre promedio, sé que no hago lo suficiente para llegar a ese nivel. Ese potencial, nuevamente, sirve de poco, es una ilusión.
En los negocios pasa igual. Conozco tipos que se enorgullecen de tener una “gran idea”. Algunos ni siquiera te la comparten, temen que alguien se las robe. Pero ¿de qué sirve una buena idea? Existen miles de sitios web gratuitos que publican excelentes ideas de negocio todos los días. El valor no está en la idea ni en el potencial de esa idea, sino en el hombre salvaje, obsesivo y disciplinado que la ejecuta y la convierte en su imperio.
5 golpes contra la ilusión del potencial
1. El potencial es abundante
Lo que es común carece de valor. Todos nacen con fuerza, por desarrollar, con oportunidades, por aprovechar. La diferencia está en el hombre que actúa y transforma lo ordinario en extraordinario.
2. La acción es la verdadera escasez
Muy pocos tipos son capaces de convertir su energía, su talento o su tiempo en resultados visibles. El mercado, el respeto y la vida misma pagan por acción, no por promesas.
3. El respeto se compra con hechos
A nadie le importa lo que “algún día podrías hacer”. Lo que se respeta son pruebas superadas, negocios prósperos, batallas ganadas. Las promesas no dejan huella, los hechos sí.
4. El futuro se fabrica en presente
El potencial siempre te habla del mañana, como si fuera un cheque postfechado que nunca se cobra. Tu presente se define por las decisiones que tomas hoy. Si no ejecutas, tu futuro será idéntico a tu presente.
5. El hombre se mide en resultados
No en lo que pudo haber sido, no en lo que soñó ser, sino en lo que entregó. La brutalidad de la acción es la única medida real de tu identidad masculina.
El potencial sin acción es un espejismo que adormece al hombre hasta dejarlo dopado.
Tu potencial ya lo tienes, gratis, desde que respiras. La cuestión es si lo conviertes en fuerza, ambición, poder, negocios, respeto. Porque nadie va a recordarte por lo que pudiste haber sido, sino por lo que te atreviste a ejecutar hasta el final.
No te engañes: lo que no uses se pudre. Y tu potencial, si no lo llevas al límite de la acción, se convertirá en una lápida sobre tu propio nombre.
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