Usar todo el equipamiento del hombre más poderoso, no te volverá parecido a él ni te dará su poder.
La herramienta del experto no te hace un experto. Confundimos tener el mejor entrenamiento, artilugio y dispositivo con hacer bien el trabajo.
Y la cuestión es, que si bien seleccionar inteligentemente nuestros dispositivos, utensilios y hasta contenidos es fundamental para volvernos más eficientes.
En algunos casos y quizá la mayoría, basta con ponerte en acción, o mejor, es suficiente con estar dispuesto a hacer el trabajo duro (el proceso).
Ya con la práctica, identificarás cuál es la última herramienta para esa tarea, y también, cuál es el mejor dispositivo para ti, pues que haya funcionado con otros no implica de lleno, que sea el ideal para tu tarea especial.
Por eso, siempre intenta comenzar con lo mínimo requerido. Incluso, con lo que ya tienes disponible.
Iniciar la tarea con algo “provisional” te hace perder la atención en la herramienta, y centrarte en la acción, en ejecutar la tarea, añadir ese nuevo hábito a tu rutina.
Y después entonces, la misma tarea o el propio resultado, te pedirá una mejor y más adecuada herramienta. No cierres la mente, a veces lo provisional te servirá por mucho tiempo.
Comprarte la espada de un guerrero famoso y revolucionario, no te revelará sus técnicas ancestrales, mucho menos sus hábitos de hierro.
Es más, puede que siquiera lo necesites, porque ahora con un método simple y productivo puedes alcanzar eso que al tipo experto le tomó más tiempo, trabajo y errores por su contexto histórico y tecnológico.
Más allá del símil, la cuestión va de preocuparte, y sobre todo, ocuparte de hacer las acciones correctas, mejorarlas cada vez y usar la menor cantidad de recursos en el proceso, de eso se trata ser un hombre eficiente.
Deja un comentario