Imagina un avatar más avanzado de ti mismo, unos tres o cinco años después de tu versión actual.
Ahora piensa que ese hombre del futuro, más inteligente y con más experiencia, vigila cada uno de tus pasos.
¿Qué estás haciendo mal?, ¿qué no estarías haciendo en este momento?, y qué estarías priorizando en tu vida para que esa versión del futuro sea una realidad o desaparezca.
Si actúas como sí tuvieras que rendirle cuentas a ese hombre del futuro, puedes ser más efectivo que actuando en función de otros.
No todo es positivo, tal vez cuando visualices esa versión tuya posterior, ¡lo detestes!, y entonces más aún, deberías responderte:
¿Qué tendrías que estar haciendo ahora para que esa versión no se convierta después en tu realidad?
Tu hombre del futuro puede ser, tanto una inspiración para crear productos, servicios y soluciones diferentes en tu negocio personal, como una alerta para mudar, evolucionar y cambiar de rumbo en lo que estás haciendo ahora.
Si haces a ese hombre protagonista de tu película; el presente con sus “ventajas, riesgos y sacrificios” se va haciendo más estratégico y significativo.
Porque ese avatar se va moldeando contigo, y cuanto más lo complazcas o contraríes (dependiendo de lo que veas), mejor será tu presente y más gratificante será tu futuro.
Si vives en función de la opinión de otros, quizá deberías revaluar a quienes estás complaciendo con tu tiempo y atención, y volverte el protagonista.
Te parezca tonto, visualizarte de este modo, es lo más parecido a ver el futuro e identificar los hábitos que te están ayudando o perjudicando, y sobre todo, es una herramienta genial para rediseñar tu identidad de hombre emprendedor.
Cuando actúas como si tu versión del futuro te estuviera observando; dejas de prestar atención a las idioteces de los demás.
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