Así como «dar es vivir», también el saber es compartir. Y para rentabilizar tu pasión, tendrás que ser un hombre salvador.
La generosidad y el compartir conocimiento son dos pilares fundamentales de la masculinidad avanzada.
En este video, quiero hablarte sobre cómo puedes utilizar tu pasión y habilidades para impactar en la vida de otros, y cómo esto te beneficia en tu desarrollo personal y profesional.
Hay un antiguo proverbio que dice: “Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres ir lejos, ve acompañado”.
Ahora, vamos a explorar cómo puedes aplicar este principio en tu vida. ¿Listo? Vamos allá.
¿A quién estás ayudando?
Cuando te mentalizas como un «hombre de negocios» a veces olvidas que debes ayudar a quien mejor se beneficie de lo que haces, o con quien disfrutes trabajando.
Y por ese ansia de crecer y vender más, te conviertes en un mercader de tus conocimientos, cavando tu propio descenso, porque las ventas no son un fin sino una consecuencia.
Entonces, para cambiar ese chip, reemplaza la pregunta «¿A quién le vendo?», por «¿A quién ayudo?».
De esta forma, en tu mente dejas de ser un «vendedor» para convertirte en un dador, un libertador en tu campo de acción.
Cuando cambias el paradigma de «vender» por el de «ayudar», te conviertes en ese maestro que comparte con vocación lo que sabe, y los beneficios serán la respuesta a tu manera creativa de solucionar.
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