Aprende a identificar y potenciar tus mejores y más valiosas habilidades para atraer a los clientes correctos.
¿El liderazgo es un arte o una habilidad? Todo hombre puede aprender a manejar un barco, aunque eso no le convierte automáticamente en un capitán, y menos en uno bueno.
Supongamos que eres un experto en logística internacional, en la creación de productos para hombres o sabes programar cualquier cosa para dispositivos de Apple. ¿Eso te convierte automáticamente en un experto en atraer clientes? No necesariamente.
Aquí entra el quid del asunto: debes identificar tus habilidades y tus puntos más fuertes, y además, saber cómo y cuándo usarlos. Ser un capitán es elegir la corriente correcta para llegar a donde quieres ir. El arte está en dirigir tu barco hacia los clientes correctos.
Y aclaro, los clientes correctos no tienen por qué ser más numerosos; incluso, en la exclusividad de un nicho yace la rentabilidad para un hombre de negocios.
Las habilidades se aprenden; sin embargo, saber cuándo y cómo utilizarlas es el arte del verdadero líder. No porque estés a cargo de un martillo, te volverás carpintero.
Entonces, ¿cómo trazamos la ruta?
- Primero, conócete a ti mismo. Sé que suena a cliché, pero debes identificar lo que se te da bien y cómo puedes mejorar desde allí, tanto lo que haces como para quien lo haces. Eso es autoconsciencia.
- Segundo, rodéate de aliados masculinos. ¿No eres un experto en marketing o necesitas un programador? Contrata o asóciate con uno. Si otro tipo puede hacerlo mejor, deja que él se encargue, disfrute de lo que sabe y tú también explota tu potencial.
- Tercero, nunca dejes de aprender. El autoaprendizaje es un arma de los hombres más poderosos. Lee, haz cursos especializados, escucha a líderes de pensamiento masculinos en sus campos. Amplía tus horizontes.
Y recuerda, no te conviertes en capitán solo por tener un barco. Pero si sabes cuándo y cómo dirigirlo, puedes navegar cualquier tormenta. Así que ajusta tus velas y lánzate a la mar; ese es el arte del capitán.
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