La marca personal masculina tiene más sustancia interior que presencia y sentencia exterior.
Muchas veces interpretamos la marca personal de un hombre con una serie de técnicas para alardear y mostrarte mejor.
Y, por supuesto, para comunicar mejor lo que haces. Y en parte, hay algo de realidad en el mercado del branding personal.
Diferentes tipos (sobre todo los más ordinarios) centran su estrategia de marketing personal en comunicar lo que siquiera pueden hacer.
Ya sabes de quienes te hablo, no hay que rumiar mucho y se te vienen a la mente unos cuantos.
Sin embargo, me gusta ver la marca personal masculina como lo que realmente es:
Una serie de estrategias y en mayúsculas “acciones” para potenciar tus experiencias, habilidades, soluciones, aportes e incluso profesión que te permitan impactar en tu entorno, y obtener los resultados que buscas.
Y sé que eso no llama la atención para el perezoso, vago, y el tipo facilista, y está bien, lo raro sería que funcionara para todos los hombres, ¿verdad?
Por eso, cuando pienses en tu marca personal, y lo que te hablo de volverte un hombre prémium, piensa, en poner tu esfuerzo en las cosas correctas, en trabajar incluso más de lo que vienes haciendo, solo que con mejores resultados (o resultados intencionales).
Encuentro que este escrito de Gandhi lo describe perfecto:
La virilidad no consiste en el farol, la bravuconería o la soledad. Consiste en atreverse a hacer lo correcto y enfrentarse a las consecuencias, ya sea en asuntos sociales, políticos o de otro tipo. Consiste en los hechos, no en las palabras.
Yo nunca podría haberlo dicho mejor.
Así que, cuando pienses en ser un hombre superior, céntrate en los hechos, después en las apariencias y entonces sí, en las mejores palabras que comuniquen los beneficios de lo anterior, no al contrario.
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