No eres tan bueno como crees, ni tan malo como te dicen; solo eres el hombre que construyes y eliges ser.
Aquí estás. Independiente, quizá dueño de tu propio negocio, un emprendedor.
Pero hoy quiero enfrentarte a una realidad que a muchos hombres les cuesta asumir: no eres tan especial, no eres tan bueno como te piensas. Ahora, respira hondo antes de que el ego te domine y escucha lo siguiente: tampoco eres tan malo como te dicen.
Si echas la vista atrás a diferentes ideas, emprendimientos o proyectos pasados en los que al inicio te fue bien, y luego simplemente te fuiste a pique, puede que tu percepción previa de ‘hombre exitoso’ la atribuiste a un talento en el que suponías ser muy bueno.
Y quizá la realidad fue que se debió a una casualidad, un mercado en auge o una estrategia de marketing bien ejecutada (en su momento) que luego caducó.
En cualquier caso, después de la caída de ese o cualquier otro negocio fallido, quedaste devastado; a tal punto que comenzaste a dudar de tu verdadera valía.
Ahora, tu identidad masculina no está ligada a ser el mejor o el peor. Está vinculada a tu habilidad para aceptar tus fortalezas, tus debilidades y, sobre todo, tu responsabilidad para generar tus propias oportunidades.
Si alguna vez te consideras un tipo común, ejecuta lo siguiente:
Mira a tu alrededor, detecta tus verdaderas habilidades en los negocios y emprendimientos. ¿Qué haces realmente bien? Eso te distingue, y si lo combinas con otra habilidad que disfrutes, esa combinación te hará especial.
No te evadas del fracaso, aprende de él. Cada revés te acerca a un éxito si eres lo suficientemente hombre como para aceptarlo, responsabilizarte y volver a empezar fortalecido. Sé un tipo antifrágil.
Céntrate en tu autodeterminación, trabaja en tus habilidades, amplía tus horizontes con autoaprendizaje. No te quedes estancado en la idea de que eres especial solo por existir. Lo especial surge del trabajo, del esfuerzo y de la determinación de un hombre.
Encontrar tu marco te permitirá caminar con paso firme; no necesitarás seguir ni ser seguido. Serás arquitecto de tu propio camino y compañero de aquellos que comparten tu batalla.
Entonces, sí, eres un hombre especial. No porque el mundo te lo deba, sino porque decides serlo a través de tu esfuerzo y constancia.
Recuerda, tu valor no está en lo que otros te dicen, sino en lo que tú te demuestras cada día con trabajo, responsabilidad y progreso.
Así que ve y sé un tipo más especial; que por lo bueno, pagan más.
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