Ser un hombre invariable, siquiera te da los mismos resultados, en realidad, te hace retroceder.
Si piensas que hacer lo mismo que te funcionó te funcionará, estás desconociendo que mientras eres un tipo inerte, el entorno sí que avanza.
Y entonces, tu modo de tomar acción, ahora conservador «porque te crees un hombre clásico y de pocos riesgos» te está hundiendo sin darte cuenta.
Te guste o no, no puedes hacer que tus clientes se queden con las mismas expectativas por siempre, por eso el movimiento no es opcional.
Piensa, cuanta más acción tomas, más acción quieres tomar, es cíclico, el movimiento genera movimiento, por eso, quedarte paralizado no solo te impide avanzar, sino que te vuelve más pesado para moverte.
Así que, cuanto más cómodo estés menos querrás incomodarte para explorar nuevas tácticas, y menos cuando tu situación es “aceptable”.
Podría ser peor, ¿o no?, la cuestión aquí, es que el mercado entero es movimiento, desde cualquier perspectiva que lo evalúes, sea físico, digital, comportamental y profesional.
Nada es estático; tu cuerpo envejece, tu mentalidad evoluciona (o involuciona), y ni se diga de tu desarrollo personal y profesional, es igual que tu rendimiento; todo depende de tu inconformismo y evolución.
Si alguna vez fuiste un hombre creativo e innovador, no garantizará que lo sigas siendo o lo seas más adelante, si no te mantienes disruptivo.
Por eso, quedarte estático en las estrategias de marketing, los beneficios de un producto, incluso, en la formación de tu solución; es involucionar, quiere decir, que siquiera te quedas en el mismo lugar.
Porque cuando reaccionas, la tecnología y la vida misma, ya te pasaron por el lado y, si no accionas, te quitarán del medio, porque así como nacen nuevas opciones para el problema que solucionas, el ciclo del movimiento desecha lo inepto.
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