Si la vida de un hombre se centra en perseguir lo que quiere, ¿y tú no sabes lo que quieres?
Los mensajes que invaden titulares, libros y diferentes entrenamientos siempre te hablan de buscar y centrarte en lo que quieres.
El negocio de la pasión es quizás, uno de estos mensajes más claros sobre cómo vivir de tu pasión puede hacerte olvidar esos momentos horribles en los que “trabajabas” en algo que no te gustaba y en consecuencia, odiabas.
Sin embargo, ¿qué pasa cuando no sabes cuál es tu pasión?, ¿cómo saber si lo que haces te hace feliz o siquiera conoces esa felicidad de la que tanto te hablan?, ¿cómo centrar tu atención en algo que, de plano, desconoces?
Identificar tu pasión es complejo cuando pruebas poco, cuando te arriesgas a nada y cuando no te gusta incomodarte experimentando combates desconocidos.
Tenemos esta idea medio mitológica de que la pasión de un hombre carece de esfuerzo, es que todo sea fácil, es vivir al borde de la playa tomando el sol y sin ninguna preocupación.
Por el contrario, reconocer tus pasiones, es precisamente identificar tus poderes para usarlos en las tareas provechosas para ti.
¿Cómo y haciendo qué eres un hombre más inteligente para afrontar los desafíos?, y teniendo claro que sin retos no hay vida.
Es más, cuantos más retos, más enriquecedor será tu viaje, la cuestión es, atraer, escoger y disfrutar esos desafíos ideales para ti.
Cuando juegas bajo tus reglas, el juego lo marcas tú, mas no quiere decir que no haya dificultades, pues de eso se trata lo emocionante de jugar vivo.
Por eso, si no sabes lo que quieres, sí que debes saber lo que no quieres, y es allí en donde puedes encontrar tu punto de partida para construir una nueva y mejor realidad.
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