Los cuestionamientos perspicaces de un hombre; desembocan en respuestas más inteligentes.
Luego entonces, en lugar de invertir tanto tiempo en identificar las respuestas correctas, formúlate preguntas más introspectivas.
Las preguntas mal estructuradas o buscando una respuesta que valide tu modo de pensar, conducen a círculos viciosos.
Si te vives preguntando cómo el próximo gobernante cambiará algo para mejorar tu negocio, quizá te quiebres o mueras antes de obtener una respuesta favorable.
Una mejor pregunta sería, ¿cómo puedo aprovechar mis habilidades para generar riqueza, a pesar de los gobernantes?
Incluso mejor y más específico; ¿cuáles hábitos debo construir y repetir todos los días para acercarme a mis objetivos?
Las respuestas provenientes de buenas preguntas te sorprenden inmediatamente, sobre todo, porque la responsabilidad de la solución recae sobre ti.
Piensa que siempre buscamos soluciones y procuramos saber el modo fácil, rápido y efectivo (o sin esfuerzo) para conseguir nuestros objetivos más ambiciosos.
La cuestión con las respuestas, es que dependen de tus preguntas, por eso, si no recibes revelaciones inteligentes y desafiantes es porque tu cuestionamiento es ordinario, sesgado y perezoso.
En muchos casos, no sabes qué preguntas hacerte para avanzar (si encuentras la respuesta), o peor, no quieres saber la respuesta porque revela tu ineptitud y falta de esfuerzo.
Pierdes parte de tu vida profesional respondiéndote preguntas equivocadas, bien sea por ignorancia, o por miedo a responsabilizarte de las acciones consiguientes.
Es más fácil, si te preguntas lo que sabes responderte o mirar las respuestas en tu entorno para no pensar, y al final, pretendes que las preguntas de hombres mediocres te den respuestas de hombres extraordinarios.
Así que, céntrate en hacerte mejores preguntas, y verás como encontrarás mejores respuestas, y cuestionando también esas respuestas, podrás crear tu propio criterio para lograr una mejor ejecución en tu marca y negocio personal.
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