Pretender instrucciones para ser un hombre feliz, es tan inverosímil como seguir el viento.
Ser un hombre feliz y exitoso, o construir negocios significativos es algo personal e individual, tal y como tu identidad.
Sin embargo, nos encantan las recetas detalladas, así desconozcamos si el prescriptor, realmente ha experimentado el resultado que esperas, o peor, si apenas funcionará para tu caso.
Llámalo desidia, miedo al riesgo, temor a perder tu tiempo en un recorrido incierto, yo prefiero llamarlo pereza mental.
Y no quiero decir, que esté mal conocer caminos, guiones y libretos alternativos de otros hombres que admiras, para nada, la inspiración facilita la ejecución.
Sin embargo, acostumbramos a preguntar a otros sobre su felicidad. La cuestión aquí es, ¿cómo puede ayudarte un infeliz con tu felicidad?, ¿qué puede decirte otro sobre tu éxito cuando siquiera comparte contigo la misma definición?
Y así llévalo a los negocios y a cualquier desafío que se te presente en tu desarrollo personal y profesional.
Las respuestas enlatadas son más apropiadas para actividades operativas, técnicas y metodologías comprobadas en una tarea de tu marca y negocio personal.
Por ejemplo, una técnica para crear y comerciar un producto, una estrategia para posicionar un negocio en internet, un modo de administrar mejor tu tiempo.
Los asuntos ideológicos, requieren de cuestionamientos, adaptaciones y procesos internos más complejos y alineados a tu ADN. Necesitas un mentor en lugar de un consultor.
¿Cómo pedir un mapa a quien desconoce tu destino?
Por eso, nunca preguntes a un hombre infeliz cómo ser feliz, porque tal vez en lugar de ayudarte te sumerja en sus preceptos, limitaciones y creencias sobre algo que él de por sí, desconoce.
Entonces, define tu felicidad fuera del concepto “comercial y colectivo” y sobre todo, de la mentalidad de alguien que nunca compartirá tu mismo destino.
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