Reconocer y respetar nuestra naturaleza masculina, nos vuelve menos frágiles, rencorosos y desgraciados.
Comprender, que así como en la naturaleza, lo débil no prospera, y eso la vuelve fuerte; nuestra hombría nos potencia.
Así que, asimilar tu masculinidad como más natural y biológica, y menos social y política, puede ser un punto de inflexión para valorarte más.
Piensa, que te destruyen, critican e infravaloran, porque te temen, te quieren dormido, frágil, tonto, gordo, vicioso y consumiendo hasta el último centavo en el sistema de los corderos victimizados.
Cuando reconoces el poder, lo respetas, saber que eres más que un león enjaulado, te dará una visión de una naturaleza masculina superior.
Ahora, no te arrastres en la bajeza de la condición masculina por alardear, si no es preciso e imprescindible para sobrevivir.
Representarnos como algo cercano al nivel de las bestias es peligroso porque nos olvidamos de nuestra grandeza y potencial.
Al mismo tiempo, si solo nos enfocamos en nuestra grandiosidad masculina, ignoramos nuestra avaricia, limitación y debilidad.
Por eso, es importante que seas consciente tanto de tu dios interno; puntos fuertes, habilidades, conocimientos y tu libertad para elegir.
Como de tu bestia; lo que no eres capaz de hacer o conseguir, por tu genética, inteligencia o poder económico de un momento.
Solo así, podremos ser hombres más sensatos, menos resentidos por las “supuestas injusticias” que nos vende ese mismo sistema del que te hablo.
Teniendo claridad sobre tu poder, respetando tu capacidad y potencial, serás capaz de construir un negocio próspero, una marca personal genial y la vida que quieres para ti y los que te acompañan en tu viaje.
Sacando el máximo provecho de lo que se te ha dado, de ese varón que vive dentro de ti, podrás construir mucho más de lo que has logrado hasta ahora.
Coméntame