El hombre que no es capaz de elegir en qué centrar su atención, goza de un tiempo desvalorado.
Habrás escuchado que, “si no pagas por el producto, eres el producto” y aunque no aplica para todo, es gran parte del marketing actual.
Tu atención y capacidad de consumir contenido, es lo que mantiene a estos grandes medios mostrándote anuncios y ganando millones en publicidad.
Sin embargo, esto no te exonera de la responsabilidad de elegir ver, consumir, entrar o salir de estos agujeros desahuciados por tu atención.
Pagar por el contenido que te gusta y a los creadores que quieres apoyar es una alternativa al negocio de la publicidad, cuando evitas lo gratis, dejas de regalarte.
Si bien hay productos gratuitos, en los negocios sostenibles escasean, por eso, aunque pienses que no pagas, siempre tiene un costo para ti.
Ahora, no digo que la intención de los creadores sea mala, al contrario, pueden ayudarte desinteresadamente para que algún día quizás, adquieras sus productos o contrates lo que hacen.
Con todo y eso, el quid aquí es que entiendas el juego para jugarlo sin más o menores expectativas.
Un medio sensacionalista busca tu atención en su noticia cuasi-falsa solo para que des clic, entres a su sitio y veas la publicidad (para ellos ganar dinero).
El problema real es que supongas que su objetivo es informarte, su objetivo real es que veas la publicidad al borde de la legalidad.
Un bloguero puede compartirte su creación porque quiere ayudarte, parte de su ayuda será gratuita con sus contenidos, y otra será de pago con sus productos más avanzados.
De nuevo, el lío no es el juego, la cuestión es que estés dispuesto a jugar y que el valor de tu atención valga lo que ves, de lo contrario eres un hombre gratuito.
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