Por qué centrarte en un solo proyecto, idea o negocio, en lugar de fortalecerte, puede volverte un hombre frágil.
He escuchado mil veces que debes centrarte en un solo negocio. “Concéntrate en una cosa y sé lo mejor en ello”, te repiten como una verdad absoluta.
Y seguramente encontrarás miles de argumentos “válidos” para centrar tu atención, energía y dinero en un solo negocio.
Sin embargo, los hombres más ‘antifrágiles’ que conozco no dependen de un único proyecto. No hablo de grandes empresarios con corporaciones tentaculares, me refiero a tipos comunes como tú o yo, que han aprendido a construir pequeños negocios, más bien, detrás del telón.
El mito que te mantiene vulnerable
El cuento del enfoque total te mantiene atado a una única fuente de ingresos. Te vuelve predecible. En el mejor de los casos, un tipo frágil.
Y no me malinterpretes, el enfoque es importante. Pero existe una gran diferencia entre estar enfocado y estar cegado por una idea romántica del emprendimiento.
La realidad del nuevo emprendedor
Cuando entiendes a tu hombre equivalente, ese cliente que es como tú fuiste hace algunos años, descubres que sus necesidades no se limitan a un solo producto o servicio.
En mi caso, mientras ayudaba a hombres a crear sus marcas corporativas (que fue como inicié en este negocio), comprendí que necesitaban más que diseño y estrategia. Necesitaban una marca personal, posicionarse en internet, ser más productivos, sistemas de gestión y ventas para sus negocios, automatizaciones, email marketing, contenido… Cada necesidad se convirtió en un servicio, producto, o un posible proyecto paralelo que potenciaba al anterior.
Y con esto, no quiero decirte que te metas en cuánta idea de negocio identifiques en tus clientes, eso sería contraproducente.
Identifica las oportunidades ocultas
Todo negocio tiene grietas por donde se escapan oportunidades. Son esos momentos donde dices “no, eso no lo hago yo” o “para eso tendrías que contratar a otro tipo”.
Cada “no” es una oportunidad de proyecto paralelo, ahora, ¿sabes hacerlo?, ¿puedes aprenderlo?, ¿forma parte de tu ADN como emprendedor?, ¿te satisface mental y económicamente?
Por ejemplo, si tienes una consultoría de marketing digital, probablemente tus clientes también necesiten:
- Gestión de redes sociales
- Creación de contenido
- Diseño de creatividades
- Automatización de emails
- Un pódcast
Y además, necesitan entrenamiento en diferentes tareas relacionadas. No necesitas convertirte en una gran agencia, y así funciona en cualquier negocio de servicios. Puedes crear productos digitales, libros, tutoriales, cursos o sistemas que resuelvan estas necesidades de un modo más escalable.
Los errores que debes evitar
El error más común es intentar hacer todo tú mismo sin contar con un sistema de productividad avanzado. El segundo es contratar gente prematuramente.
Un proyecto paralelo que cumpla con su propósito, debe poder funcionar con el mínimo de tu intervención. Si requiere tu atención constante con horas de trabajo que no tienes, no es un proyecto paralelo, es una segunda jornada laboral, y probablemente no es lo que buscas.
Otro error es no sistematizar desde el principio, no aprovechar la tecnología para tu beneficio. He visto hombres crear proyectos paralelos que terminan consumiendo más recursos que su negocio principal.
La estrategia que multiplica tu impacto
Un proyecto paralelo efectivo debe cumplir tres condiciones:
- Aprovecha recursos que ya dominas —no partes de cero
- Atiende a un hombre equivalente que ya conoces —no intentes conquistar un público diferente
- Se gestiona con sistemas, no con tu tiempo —automatiza, digitaliza o muere
Y aquí es donde la mayoría se equivoca. Creen que diversificar significa dispersarse, cuando en realidad se trata de crear un ecosistema donde cada pieza fortalece a las demás.
No es cuestión de cuántos proyectos tienes, sino de cuán bien se complementan entre sí para fortalecerte.
Cómo hacer que tus proyectos se potencien
Imagina cada proyecto como una pieza de dominó. No solo debe caer, debe hacer caer a la siguiente. Hay dos maneras de lograrlo:
La primera es crear proyectos que se alimenten entre sí:
- Creas contenido para tu marca personal
- Ese contenido alimenta un pódcast prémium
- El pódcast genera prospectos para tu consultoría
- La consultoría revela necesidades para nuevos productos
En este caso, cada proyecto potencia al siguiente en una cadena natural de valor.
La segunda es más estratégica —proyectos independientes para distintos mercados:
- Creas contenido para tu marca personal en consultoría
- Paralelamente, desarrollas productos digitales para otro sector
- También inviertes en un negocio totalmente diferente
Aquí la clave es que si un sector entra en crisis, los otros proyectos no se ven afectados. Es más seguro porque no compartes el mismo riesgo de mercado.
Lo interesante de este enfoque es que cada proyecto nuevo reduce tu dependencia de los anteriores. No porque los reemplace, sino porque te da más opciones estratégicas. Y en un mercado incierto como el actual, las opciones son poder.
Un árbol con una sola raíz es fácil de derribar. Uno con múltiples raíces prospera incluso en la tormenta.
El verdadero enfoque
El enfoque real no está en hacer una sola cosa, sino en construir un sistema personal de negocios, algunos relacionados, otros no, cada uno cumpliendo su función, sin necesitar tu atención constante, y sin compartir el mismo riesgo.
Por eso, la próxima vez que alguien te diga que te “enfoques en una sola cosa”, pregúntate: ¿Es realmente inteligente, en un mundo tan volátil, depender de una única fuente de ingresos?
La respuesta acertada está en tu propia experiencia como hombre emprendedor.
Deja un comentario