Los medios sociales: un mal necesario, una píldora amarga que hay que tragar para tu marca personal masculina.
Sirven para atraer y conocer hombres de gran valor, pero también son voraces ladrones de tu tiempo, constructores de espejismos de una realidad ficticia, donde tu atención es el «producto» que enriquece a estas «marcas».
Aunque puedas elegir a quién seguir y cuándo ver sus contenidos, esto no siempre se da. Resulta que asumes una identidad de hombre ordinario que no te define. Y estoy aquí para decirte que no tiene por qué ser así.
Mi postura sobre las redes sociales es, cómo no, impopular. Por eso, solo me verás por allí promocionando algunos lanzamientos. De lo contrario, ¿cómo te conocería e invitaría a mi clan de hombres disruptivos?
Lo positivo del marketing en redes sociales
A pesar de sus inconvenientes, las redes sociales son poderosas herramientas de marketing. Son plataformas invaluables para dar a conocer tu marca personal, siempre que sepas cómo usarlas estratégicamente.
En mi caso, aprovecho las campañas de pago para atraer a tipos geniales como tú, hombres inconformes que resonarán con mi contenido y se convertirán en parte de mi clan.
No se trata de la cantidad, sino de la calidad de las conexiones que puedes crear. Este enfoque me permite minimizar el ruido y maximizar el impacto de mis mensajes en los hombres correctos.
A continuación, te cuento cómo logro esto con la ayuda de algunas herramientas digitales…
Herramientas de batalla en las redes
Hace poco, retomé una vieja táctica; la programación de contenido. Aunque no parece gran cosa, planear que tu contenido se publique automáticamente en tus diferentes redes, puede ahorrarte un par de horas a la semana.
Puedes programar tus publicaciones con herramientas como Metricool, Hootsuite y Buffer (que usé por algunos años) o SocialPilot que ofrece servicios similares, algunas con planes gratuitos para comenzar.
Sin embargo, si quieres mantenerte simple, puedes utilizar ‘publicar luego’, que las principales redes ya integran de modo nativo. Así es como lo hago, incluso, en mi Estudio de marketing para hombres.
Siempre será mejor publicar directo en cada red, que con una herramienta externa, pues el algoritmo lo sabe, y prioriza su propia red, además, puedes hacerlo en tu tiempo disponible, que no necesariamente coincide con un buen momento para compartir tus ideas.
Cómo domo a las bestias sociales
¿Cómo manejo mis perfiles sociales? No sigo a nadie, no me interesa el número de seguidores y nunca te pediré que compartas mis aportes. Prefiero tus reacciones genuinas en los boletines, comentarios, artículos y encuestas.
Aquí te cuento cómo los uso, no para que hagas lo mismo, sino para darte otra perspectiva que te ayude a forjar tu propio criterio.
- Facebook: Promociono algunos artículos y productos que ya has recibido en tu email personal.
- X: Lo reactivé recientemente para promocionar el pódcast, algunos artículos y reducir la dependencia de Meta.
- LinkedIn: Creo un contacto profesional «cerrado» y te invito a mi red cuando te unes al clan.
- Pinterest: Actualizo semanalmente una guía de estilo masculino por pura afición y visión de futuro.
- Instagram: La reactivé recientemente para compartir episodios del pódcast.
- Apple Podcasts: Aquí se distribuye mi pódcast gratuito y VIP. Se actualiza cuando hay nuevos episodios.
- Apple Music: Comparto mis listas y algunos álbumes favoritos en mis historias más personales.
- Sin presencia: No uso YouTube, Spotify, WhatsApp ni TikTok.
Un hombre de negocios estratégico no se obsesiona con lo que vende ni cuántos seguidores tiene. Se centra en la historia que cuenta y cómo impacta a otros hombres. Usa las redes sociales para construir relaciones reales y ofrecer valor, no para perder tu tiempo y atención.
— Renzo D’Angelo
Puedes ver que mi actividad es limitada (1 h/semana), menos de lo que podrías pensar necesario para una marca personal profesional. En lugar de considerarlas como redes sociales, prefiero verlas como canales de consumo y divulgación de mi contenido.
Pues tú decides si tragas basura o algo interesante, ¡claro!, si la publicidad y los mensajes inútiles te dejan elegir.
Sacando provecho a las redes, sin rendirte a ellas
Las redes pueden ser un veneno distractor que convierte a hombres pensantes en zombis digitales si se utilizan sin estrategia ni propósito. Pero la solución no es huir de ellas eliminándolas todas, eso es una solución de los cobardes que se rinden sin luchar.
El problema radica en cómo las usas, en cómo permites que te manipulen. Si ajustas tu estrategia y estableces límites claros, estas mismas redes pueden convertirse en el campo de batalla perfecto para proyectar tu marca personal masculina y atraer a aquellos con los que realmente te interesa conectar.
En mis artículos sobre desintoxicación mental y cómo ser un hombre productivo, ya he afrontado esto, siempre desde un tono crítico, irónico y desenfadado. Porque no se trata de odiar o amar las redes, sino de domarlas y hacer que trabajen a tu favor.
La dicotomía: ¿Odiar o amar las redes?
En conclusión, las redes sociales son hoy un mal necesario, porque sin ellas te vuelves un hombre invisible. Y aunque las alternativas fuera de internet «aún existen», resultan insignificantes frente al alcance global de las redes sociales con un número de usuarios mundial superior a los 4.2 mil millones.
Eso significa que más de la mitad de la población mundial está en las redes. Entonces, ¿por qué limitarte a las alternativas tradicionales que solo te permiten conectar con una fracción mínima y localizada de personas? Ignorar las redes sociales hoy en día te convierte en un hombre fuera de sintonía, privándote de una oportunidad para establecer una visión de hermandad más amplia.
Así que la pregunta no es cómo eliminar tus redes sociales. La cuestión es, ¿cómo puedes usarlas para dar algo valioso y ayudar a los demás? La decisión está en tus manos, caballero.
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