Moverte con los patrones de tu entorno tiene ventajas, sin embargo, puedes arrepentirte de su confort.
En cualquier cosa que lees de desarrollo personal, liderazgo o motivación, parece que formar parte del clan de los hombres ordinarios es lo peor.
Y es que en medio de un bombardeo de mensajes «incluidos los míos» para salirte del rebaño, buscar un distintivo, conseguir tu misión imposible, puedes ofuscarte y pensar que entonces es obligatorio ser un hombre raro para llamar la atención.
Nada más lejos de la realidad, resulta que ser común es la opción por default, es decir; no te preocupas por el significado de lo que haces, sigues un guion que te hace sentir cómodo, y te conformas con tu vida y los resultados que obtienes con tu esfuerzo, descanso y ocio.
Vivir en la oscuridad es subjetivo, porque si estás contento con tu rendimiento, los que vivimos en la oscuridad somos todos los hombres mediocres que pensamos diferente a ti, así qué antes de odiarme pregúntate:
¿Vives en incongruencia?
Aclaro, el problema no es ser un hombre ordinario, sin hombres comunes los tipos raros no seríamos tan raros.
El problema es que quieras y esperes resultados extraordinarios siendo y haciendo lo de un tipo promedio, allí es donde está la incoherencia.
Una contradicción que se manifiesta con frustración, odio a tu entorno, críticas a todo lo que no se parece a ti, fanatismo, y un sin fin de complejos acumulados que te hacen estar a la defensiva y volverte desagradable y sin identidad propia.
Recuerda que la oscuridad enceguece, y en ella tu progreso es limitado.
¿Vives en una jaula?
El lado oscuro del hombre común es una acumulación de impotencias que no te dejan pensar y mirar más allá de tu prisión, porque precisamente no sabes que estás en una.
Y esa desgracia de sentir que no has hecho lo suficiente y que todos los demás la tuvieron más fácil que tú «por víctima» no se irá y es allí en donde debes decidir, o sigues viviendo a la sombra de tu entorno o tomas tu propio camino, así no sea el que está demarcado.
Una ruta llena de nuevos retos, aprendizajes, incomodidades y con el mismo o más esfuerzo que el sudado por los tipos que admiras, la pregunta es, ¿estás dispuesto al recorrido?, porque el resultado es fácil de adorar.
El movimiento te da vida, el enfoque progreso y la rutina resultados, lo demás, simplemente sobra.
¿Vives soñando?
Los sueños son puras pendejadas, y tenerlos no te vuelve especial, lo que realmente te hace único, es lo que haces con esos sueños, cuánto estás dispuesto a luchar por ellos, y cómo impactas a otros con el propósito de cumplirlos.
Así que cierra el ciclo de hombre soñador, y abre uno nuevo como hombre «hacedor», deja de soñar como un niño adolescente y ejecuta como un guerrero consecuente, y verás como este nuevo ciclo te traerá lo que antes solo imaginabas.
Porque volviéndote un templo de fortalezas podrás amar e irradiar a otros con una luz resplandeciente que pocos hombres podrán mirar fijamente.
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