Ser un hombre débil a lo inesperado se relaciona más con tu miedo al cambio que con tu falta de talento.
Sí como yo superas los cuarenta años, tal vez te agobies ante las revoluciones tecnológicas, sin embargo, esto tiene solución.
¿Hace cuánto tiempo experimentaste algo completamente nuevo?, un negocio, juego, quizás una aplicación en tu dispositivo, ¿o porqué no?, lanzarte a practicar un deporte extremo.
Siempre que veo las limitaciones que nos «venden» cuando somos hombres de mediana edad (cerca o mayores de cuarenta) reacciono más bien incrédulo.
Sé que en mi cabeza están la mayoría de mis limitaciones, y aunque entiendo que para ciertos proyectos quizá mi tiempo «pro» ya pasó, eso no impide que si quiero, pueda emprender algo nuevo.
Más difícil no quiere decir imposible. El desafío de incursionar en algo nuevo es igual para un hombre de menos que para el de más de cuarenta: aprender a aprender, aprender a desaprender y aprender a volver a aprender.
En una frase parece fácil, por eso quiero compartirte mi experiencia, no es un paso a paso, más creo que puede ayudarte para estar presente y prepararte para un futuro inesperado.
Gestionando tus expectativas
La mayoría de tus decepciones no resulta de una mala ejecución, sino de unas expectativas desproporcionadas.
Y no lo confundas con conformarte fácilmente con el resultado, me refiero a entender desde el comienzo que si eres principiante en algo, necesitas invertir más horas en hacerlo medianamente bien.
De inútil a mediocre, y de común a influyente ¡Sé tu propio referente!
Renzo D’Angelo
Piensa, ¿cómo lo haría un niño?, cuando eres pequeño, no te preocupas tanto por los resultados sino más bien por la novedad y con disfrutar de la actividad.
Cuando comencé con el pódcast, sabía que sería mediocre al comienzo, y aunque me frustraba frecuentemente, seguía adelante porque me había preparado mentalmente para estar muy lejos de los podcasters americanos que me gustaban.
Hoy casi cinco años después, sigo lejos de esos referentes, sin embargo, estoy a años luz de mi primer episodio, y de eso se trata, de superarte a ti mismo no de llegar a una meta.
Ignorando la validación social
Los hombres somos competitivos por naturaleza, y súmale que cuando superamos los cuarenta, nuestro ego sobrepasa nuestra propia capacidad de reinventarnos.
Por eso, lo que opinen los demás te afecta; te guste o no, y lo reconozcas o no. Si hay algo peor que ser un tipo «más viejo», es ser inexperto en algo que probablemente deberías saber.
Y es allí en donde radica el problema, si eliminas el «deberías saber» de la ecuación, comienzas a disfrutar de aprender cosas nuevas, llámense hábitos, tecnologías, creaciones, aplicaciones, ejercicios, alimentación y hasta modos de vida diferentes.
Mis frustraciones con el pódcast fueron minúsculas en comparación al día que decidí hacer videos, los odiaba con todo mi ser, me sentía como un idiota hablándole a una cámara con más ánimo para que no te durmieras viéndome.
Si escudriñas en mi dificultad real, no era aprender a grabar, editar, memorizar un guion, la realidad, era lo que opinaran los demás, preguntas estúpidas como; ¿parecerá profesional?, ¿pensarán que sé de lo que hablo?, ¿me veré ridículo?
Y miedos que se convertían en pretextos para no afrontar el reto. Vuelve y juega, si eliminas la validación social de la ecuación y te ocupas de hacerlo mejor en cada intento (aunque suene romántico) te irá mejor, y esa exposición al escrutinio público en lugar de debilitarte te volverá robusto ante lo nuevo.
Ejecutando constantemente
Superado lo anterior, el reto más grande al que nos enfrentamos como hombres de mediana edad, es querer hacerlo perfecto, y en esa búsqueda de la perfección cuestionas hasta el mínimo paso.
A diferencia de los niños que ejecutan y ya, en cuanto te pones la etiqueta de aprendiz, quieres saberlo todo en detalle para luego «algún día» ejecutarlo.
Y no es que esté completamente mal, de eso se trata el conocimiento colectivo, aprendes de lo que ya está documentado por otros, genial. Sin embargo, debes accionar lo antes posible, y en lugar de hacerlo excelente, no parar de hacerlo.
Cuando comencé con los videos no paré hasta que llevaba más de treinta, y con el pódcast sigo dándole todas las temporadas, sé que la constancia me hará mejor, y si pienso como un principiante nunca dejaré de aprender a aprender.
Por eso, más importante que hacerlo bien, es no detenerte hasta que hayas superado tu frustración, si la meta es la muerte, la vida es el recorrido.
Si disfrutas del proceso, y lo ves como parte de ser un hombre más competitivo e inteligente, tu menté se abrirá a ver lo nuevo como una oportunidad para seguir aprendiendo, y entonces habrás comenzado a pensar como un verdadero aprendiz.
Para crear ideas, negocios paralelos a tu negocio actual, probar una tecnología nueva, progresar, simplificar, ¿y porqué no?, estar mejor preparado para los cambios de tu entorno incierto y cambiante.
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